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Con arma de escribano escribo sobre las tierras que jalonan las Castillas con montañas y secanos

viernes, 25 de diciembre de 2009

En un lugar de... Aragón

En este nuevo acercamiento a la obra del Quijote vamos a rastrear algunos de los lugares que nuestra divertida pareja siguió por el viejo reino aragonés; lugares éstos, que si bien no están identificados de forma rotunda en la obra; desde luego el mayor consenso académico de los cervantistas, la sabiduría popular, y un poquito de imaginación por nuestra parte, nos ayudarán de una forma determinante en nuestra empresa viajera.

Y es que es bien sabido que don Quijote y Sancho hicieron su entrada por tierras aragonesas desde el sur, muy probablemente por Albarracín, tras haberse detenido en una alameda, donde ambos pasaron la noche. Desde allí, y dos días después, llegaron sin mayores contratiempos hasta las riberas del Ebro, huelga decir que nunca llegaron a entrar en la ilustrísima ciudad de Zaragoza por causas harto conocidas por todos.

Por sus pasos contados y por contar, dos días después que salieron de la alameda llegaron don Quijote y Sancho al río Ebro, y el verle fue de gran gusto a don Quijote, porque contempló y miró en él la amenidad de sus riberas, la claridad de sus aguas, el sosiego de su curso y la abundancia de sus líquidos cristales, cuya alegre vista renovó en su memoria mil amorosos pensamientos.


Sabemos que Cervantes debió conocer las tierras de Zaragoza y, la tradición atribuye que escribió varios capítulos durante una supuesta larga estancia que pasó en el palacio de los Duques de Villahermosa (Pedrola). Según se nos cuenta en la obra, poco después encontró don Quijote un pequeño barco que marcaría el inicio de la primera aventura en las tierras del Ebro.

Yendo, pues, desta manera, se le ofreció a la vista un pequeño barco sin remos ni otras jarcias algunas, que estaba atado en la orilla a un tronco de un árbol que en la ribera estaba. Miró don Quijote a todas partes, y no vio persona alguna


Tras el suceso del barco encantado que acabó con éste deshecho, y con don Quijote pagando los costes a unos pescadores que eran sus titulares. La pareja se apartó del río y entró en lo que parecía una especie de selva.

Sucedió, pues, que otro día, al poner del sol y al salir de una selva, tendió don Quijote la vista por un verde prado, y en lo último dél vio gente y, llegándose cerca, conoció que eran cazadores de altanería


Alameda cercana a al Ebro; ¿Acaso podrían ser los restos de esa selva negra que bien se citan el en Quijote?


Con respecto a los cazadores de altanería resultaron ser los Duques y algunos vasallos, los cuales estaban cazando; tras una aparatosa presentación con los Duques, que a esas alturas ya habían reconocido al de la Triste Figura por haber leído las aventuras de la primera parte, decidieron invitarlos a su casa-palacio o castillo para disfrutar más alegremente de la locura e ingenuidad de ambos.

Digo que venga el señor Caballero de los Leones a un castillo mío que está aquí cerca, donde se le hará el acogimiento que a tan alta persona se debe justamente, y el que yo y la duquesa solemos hacer a todos los caballeros andantes que a él llegan.


Casa-palacio de los Duques

Blasón de la entrada

Jardín interior


Escalera interior

Sobre este palacio cabría decir que data de mediados del siglo XVI y fue construido sobre un castillo anterior. En su fachada podemos admirar sus ladrillos de tipo mudéjar y la espaciosa puerta de nogal; posee además dos plantas, las cuales muestran rejería y balconaje de hierro tipo palacial. En su interior - al que no pude acceder actualmente por motivos varios - se encuentran diversas tapicerías, muebles ricos, y obras de arte, destaca aquí un hermoso jardín así como una escalera de tipo renacentista.
Pero sobre todo y con respecto a lo que nos interesa, hay que reseñar que en el palacio hay una presencia constante de objetos que rescatan la figura de don Quijote y Sancho junto a los Duques de la novela: libros, grabados e incluso una hermosa vajilla de 400 piezas con motivos del Quijote son algunas de las piezas alusorias que se pueden encontrar en tal ilustre morada.
Por otro lado la tradición del Quijote es algo que la propia casa nobiliar ha sabido recoger muy bien, ya que ellos mismos mantienen la creencia de que Cervantes estuvo en el palacio invitado por María Luisa de Aragón séptima Duquesa de Villahermosa, de hecho aún poseen una silla donde supuestamente un don Miguel inspirado, escribiría parte de los capítulos al respecto de Aragón.

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Hablado ya del palacio dejemos ahora Pedrola y a los Duques y vayamos a buscar la famosa ínsula Barataria, donde nuestro buen Sancho fue nombrado gobernador y actuó de juez ante diversos y disparatados casos.

Son muchos los que identifican a Alcalá de Ebro con esa ínsula Barataria; y es que en esta parte el curso del río se curva de tal forma que deja a la población casi formando una península la cual, cuando el río se desborda cerca la totalidad del casco urbano.

Vista del pueblo con el río Ebro.

Mirad amigo Sancho, respondió el Duque, lo que puedo dar os doy, que es una Insula hecha y derecha, redonda y bien proporcionada y sobremanera fértil y abundosa, donde si vos os sabéis dar maña, podéis con las riquezas de la tierra granjear las del cielo

................

Digo, pues, que con todo su acompañamiento llegó Sancho a un lugar de hasta mil vecinos, que era de los mejores que el duque tenía. Diéronle a entender que se llamaba la ínsula Barataria, o ya porque el lugar se llamaba Baratario, o ya por el barato con que se le había dado el gobierno. Al llegar a las puertas de la villa, que era cercada, salió el regimiento del pueblo a recebirle, tocaron las campanas y todos los vecinos dieron muestras de general alegría y con mucha pompa le llevaron a la iglesia mayor a dar gracias a Dios, y luego con algunas ridículas ceremonias le entregaron las llaves del pueblo y le admitieron por perpetuo gobernador de la ínsula Barataria..


Según nos cuenta la historia, una vez que Sancho tomó posesión del gobierno de la ínsula en la iglesia del lugar, éste fue llevado a la silla del juzgado donde presidió numerosos juicios y dictó sabias sentencias, para gran jolgorio de los asistentes.

El gobernador Sancho Panza se aposentó en un suntuoso palacio con su séquito de pajes, oficiales y un más que impertinente médico, el cual, le examinaba continuamente los alimentos que debía comer o no comer.
De la historia y restos de este palacio o castillo poco podemos contar; y es que hasta nuestros días tan sólo han llegado unos pocos vestigios de piedra no homogéneos. Con respecto a su función original, lo más probable es que sirviera para vigilar el paso de las barcas que por aquel entonces acarreaban sal y cereales desde poblaciones cercanas hasta Zaragoza. Más adelante en el tiempo concretamente en la Guerra de Sucesión, Felipe V mandó demoler el castillo, por esta razón hoy día nos es imposible reconocer su planta y tamaño ya que su lugar está ocupado por casas.

Volviendo a la obra recordar que teníamos a un Sancho gobernador que cumplía su séptima noche desde que accedió al cargo de gobernador.

...no harto de pan ni de vino, sino de juzgar y dar pareceres y de hacer estatutos y pragmáticas,...


Cuando un enorme estruendo le despertó; se trataba una vez más de otra desventura burlesca en donde éste tenía que liderar y hacer frente a una invasión en toda regla de la ínsula.

—¡Arma, arma, señor gobernador, arma, que han entrado infinitos enemigos en la ínsula, y somos perdidos si vuestra industria y valor no nos socorre!


Cuando acabó la pesada broma que apunto estuvo de cobrarse su salud, éste, viendo el amanecer armó a su olvidado y viejo asno y despidiéndose de su mayordomo, secretario, maestre sala y su querido doctor Pedro Recio, marchó para siempre del lugar que durante una semana gobernó e impartió justicia demostrando una gran sabiduría. - ¡cuán gran gobernador perdieron los Duques!

—Abrid camino, señores míos, y dejadme volver a mi antigua libertad: dejadme que vaya a buscar la vida pasada, para que me resucite de esta muerte presente. Yo no nací para ser gobernador ni para defender ínsulas ni ciudades de los enemigos que quisieren acometerlas. Mejor se me entiende a mí de arar y cavar, podar y ensarmentar las viñas, que de dar leyes ni de defender provincias ni reinos.


Empero algún buen recuerdo tuvo que dejar el breve gobernador Sancho Panza pues cuatrocientos años después los habitantes de la otrora Barataria, hoy llamada Alcalá de Ebro, decidieron levantar un hermoso monumento para mayor gloria de su gobernador.

Escultura de Sancho en Alcalá de Ebro

La obra en cuestión muestra a un reflexivo Sancho con su vara de mando en la mano izquierda. La estatua fue inaugurada en el siglo viejo, más concretamente el 8 de mayo de 1995, su autoría se debe al médico y escultor Carlos Pérez de Albéniz, esta hecha en bronce, pesa alrededor de cuatrocientos kilos, y costó unos tres millones de pesetas de la época.

A continuación y para concluir nuestro periplo aragonés dejo un vídeo donde todas vuestras mercedes podrán disfrutar del encanto de algunos de los lugares quijotescos mencionados anteriormente.




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Información extraída de;
Don Quijote en Aragón/ Zapater Alonso.--1ª ed.-- Zaragoza: Edit Ibercaja, 2005.--180p : il. col.; 12,5x18 cms.-- ISBN 84-8324-197-8

Por los caminos del Quijote/ José Guerrero Martín .-- 1ª ed .-- Salamanca: Junta de Castilla y León, 2004 .-- 350p : il. col.; 29x21 cm .-- ISBN 13-978-84-9718-167-9

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13 Comments:

Blogger Pedro Ojeda Escudero said...

Como siempre, querido amigo, una excelente y documentada entrada que acierta en todo: en su intención y en su desarrollo. Una gran aportación para nuestra lectura.

6:53 p. m.  
Blogger Alatriste said...

Gracias Pedro, desde luego resulta curiosos hacer esta pequeña ruta aragonesa, el cariño a la obra cervantina es universal.

7:38 p. m.  
Blogger Ele Bergón said...

Muy buena explicación de todo lo que ocurre por el río Ebro y sus alrededores. Creo que el Sanchico está empezando a comprender.

Un abrazo

Luz

8:33 p. m.  
Blogger Myriam said...

Muy instructivo tu recorrido. Gracias!

Que tengas muy Felices Fiestas y que el 2010 sólo te traiga cosas buenas y puedas concretar tus metas.

10:58 p. m.  
Blogger Abejita de la Vega said...

Un magnífico trabajo, muy bien documentado, el tuyo.
Llama la atención la rapidez con que hacen un viaje que duraría , como mínimo doce jornadas. Lo reduce a cuatro.Pero a Zaragoza no llegan, Sanchico está empezando a comprender, como dice mi amiga Ele Bergón.
Un abrazo

9:21 p. m.  
Blogger Pocomancha said...

¿No eran aquellas tierras las que confundían con la ïnsula Barataria?

Salu2.

11:34 p. m.  
Blogger Alatriste said...

Ele: sí tarde o temprano Sanchico verá todo más claro; gracias por tu visita.

Myr:Lo mismo digo compañera feliz 2010, que nuestra lectura del Quijote acabará este año ;D

Abejita: desde luego aquí sí que parece que algún brujo ha transportado a nuestros amigos a las tierras del Ebro.

Pocomancha: efectivamente, la famosa ínsula al final no ha resultado ser tan legendaria como Camelot.

Feliz año a todos

7:33 p. m.  
Blogger Manuel de la Rosa -tuccitano- said...

Aunque he pasado varias veces por tu artículo, no había dejado rastro hasta completarlo...creo que está muy bien construido y documentado...los castellanos están en deuda contigo...un abrazo y feliz año nuevo

11:04 a. m.  
Blogger Alatriste said...

Manuel, cuanto más profundizo en la obra más me doy cuenta de la grandeza de ésta. Es algo grande, muy grande y todos los castellanoparlantes debemos de estar orgulloso que semejante obra se escribiera en nuestra lengua materna.

Un saludo

6:59 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

camarada, saludos desde cáceres.
y fuerte saludo.


el cabo

11:00 a. m.  
Blogger Eduardo Sánchez Butragueño said...

¡Qué buena entrada Alatriste!
Me encanta que haya alguien que recuerde a la gente en estos días de incultura suma, que Don Quijote de La Mancha no anduvo sólo por La Mancha. No sé si sabrás que mi trabajo es dirigir el mantenimiento de la Ruta de Don Quijote y no hay día que no tenga que explicar dos cosas:
1- Que no toda Castilla-La Mancha es manchega.
2- Que Don Quijote anduvo por muchos sitios además de La Mancha.

La inclusión en la Ruta de lugares no manchegos como Toledo o Sigüenza está totalmente justificada si uno sabe algo del libro, pero ello no convierte automáticamante a ambas ciudades en manchegas. Son cosas distintas.
Y Aragón es también Ruta de Don Quijote con mayúsculas...menos mal que nadie dice que Zaragoza es manchega, je je.
Un abrazo amigo.

9:51 p. m.  
Blogger Myriam said...

Gracias nuevamente por esta estupenda ruta Aragonesa, que me ayuda a situar más en la topografia española y que vine a recorrer una vez más.

Un abrazo

10:32 p. m.  
Blogger Alatriste said...

¡Hombre Miguel Ángel! desconocía esa faceta tuya quijotesca, y como bien dices no solo anduvo don Quijote por la Mancha, y desde luego por su relación, en mayor o menor medida, con la obra cervantina y con el propio Cervantes, otras poblaciones pueden y están incluidas en las rutas le pese a quien le pese a quien le pese.


Myr, ya conoces un poquito más de este país.

Un saludo a los dos

12:09 p. m.  

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